A lo largo de los años he desarrollado muchas actitudes bastante asociales. Una de ellas es una actitud obsesiva por saber más sobre las cosas que me gustan y me disgutan, en cierto modo racionalizar el hecho de que algo me toca la fibra sensible. Así, tras leer La elegancia del erizo añadí a mi lista de lecturas pendientes Anna Karenina, por Perdidos añadí a mis pendientes un montón de libros (entre ellos La Biblia y el Corán) y por mi último vicio (confesable), House, mi búsqueda de Robert Sean Leonard.

No sé si es que me afano en llevarle la contraria a todo el mundo o simplemente es que Wilson me parece un personaje super interesante, en muchos aspectos mucho más redondo que el mismo House y mucho menos predecible... Porque, coño, ¿a quién no le gustaría tener un amigo tan fiel como Wilson? (Sí, Wilson me gusta más que Chase)

Pero me estoy desviando del tema. El caso es que en mi búsqueda de "Wilson" encontré que actuaba en El club de los poetas muertos. Lo cierto es que no la había visto hasta hoy, y no sé realmente porqué. Recuerdo haber querido alquilarla un montón de veces cuando era pequeña (y es que un buen título es el mejor reclamo) pero por una razón o por otra nunca lo hice.

Y aunque suene a tópico, creo que me alegro. Porque ahora la he podido disfrutar. No habré leido a Whitman (¿debería añadirlo a mi lista de pendientes?) pero he acabado llorando como una idiota ante las "clases" del profesor John Keating (por cierto, pese a que no me gusta nada Robbie Williams, me quito el sombrero con su papel en esta pelicula) y en cierto modo me gustaba la idea de "subirse a la mesa para ver las cosas de otra manera". ¿Y que os voy a decir de Neil (Robert)? Sinceramente, me encanta este hombre (bueno, cuando hizo la pelicula sólo un muchachillo de 20 añitos), su sonrisa es contagiosa y si he llorado en la pelicula no ha sido en el momento que los que la habeis visto os imaginais, sino cuando está interpretando El sueño de una noche de verano y entra su padre, porque me parecía tan real (y supongo que ese es el trabajo de un actor, hacernos creer que lo que hace es real)-.

En serio, un autoregalo de reyes de esos que alegran una tarde lluvia. Si alguien no la ha visto, creo que es el momento de hacerlo. Y si ya la habeis visto, quizás sea el momento de volverla a ver.