Reconozco que una de las cosas que más me gustan de internet es la gran cantidad de cortos de animación a los que tengo acceso, y que siendo realistas, no podría conocer de otra manera.

Particularmente hay algunos que no podría dejar pasar, así que creo que esta semana toca hablar de ellos.

El primero de todos se llama Fallen Art y es del animador checo Tomasz Baginski. Baginski es todo un personaje en el mundo de la animación y en 2002 fue nominado al oscar por su corto Cathedral.

Fallen Art es un corto del 2006. El argumento es relativamente fácil de entender a priori, sin embargo, es demoledor en si mismo. Un general, asesina soldados con el fin de crear un corto, una pelicula. La muerte constituye un delito y al mismo tiempo una obra de arte...

Por cierto, antes de enseñaros el corto, hay un anuncio en la tele ahora mismo que me recuerda mucho a este video... no logro recordar que anunciaba, ya sabeis que la tele y yo nos llevamos muy bien. Sin embargo, hay una imagen de una chica durmiendo en una cama y los movimientos del principio de esa chica... vereis como os resultan familiares si veis el video de Baginski.

Sin más...

Querida abuela,

No tengo palabras para decirte lo mucho que te echo de menos. Intento reconocerte cuando te miro cada día, y no te encuentro.Porque tú, ya no eres tú. Una enfermedad cruel te ha robado tus recuerdos. Pero no te preocupes, porque yo los guardo por ti. Y lamento tanto no haber pasado más tiempo contigo.

Porque tus ojos ya sólo tienen el brillo del desconcierto y no la vivacidad de antes. Y aunque sigues así, sólo te tengo fisicamente, porque ya estas lejos.

Te echo de menos. Mucho. No es justo que existan enfermedades que te priven de todo. No es justo que me hayan quitado tu cariño, porque no recuerdes quien soy. Necesito tus abrazos, necesito tus palabras de aliento. Te necesito abuela, necesito que te devuelvan tus recuerdos.

Es injusto, es egoista... pero te quiero como eras antes.

A veces, sólo pienso, que tengo que darte gracias por olvidarme. Porque así sé que alguna vez estuve en tu corazón, en tu memoria...

Ahora sólo tengo que guardar tus recuerdos por ti.

Gracias por olvidarme abuela, yo te recordaré siempre.

(Lo siento, estaba oyendo la radio y oí noticias sobre el día del Alzheimer y acabé escribiendo esto)
Hoy empieza a ir al cole una niña rumana que conozco. Acaba casi de llegar y su español no es muy bueno. Sin embargo, ella me ha hecho pensar mucho ultimamente. Su nombre es Cuestika (creo que se escribe así), sin embargo, tanto ella como su madre, han renunciado a su nombre original y ahora responde al nombre de Antonia. Cuando preguntas por qué ellas dicen: No quiero que sepan que soy de fuera, quiero ser de aqui.

A mi tambien me pasa. El nombre que me dieron mis padres lo utiliza muy poca gente, en realidad los nombres que utiliza la gente son otros. En mi caso es diferente, mi nombre, el nombre que yo me he puesto, suena raro y artificial para una mujer: Lui, (cuando trabajaba todo el mundo lo asociaba a Luis y se le quedaba la cara rara cuando me veian a mi), sin embargo es mio.

Y es que aunque parezca una tontería, un nombre es algo fundamental. El nombre es en realidad el dador de vida, porque sin nombre, no hay existencia. Sin nombre no hay posibilidad de ser llamado, de ser querido. Cuando en la tele salen los "sin-papeles" (calificativo horrible para calificar a personas, una persona nunca necesita papeles para serlo) deberían llamarlos "sin nombre". Porque nunca tienen nombre, sólo son un número.

La verdad es que me estoy llendo por los Cerros de Úbeda...

Esta entrada, en su origen, quería hablar de la diferencia entre Antonia y yo. Yo decidí cambiar mi nombre por diferenciarme, voluntariamente. Ella ha tenido que cambiarlo para ser aceptada, a la fuerza.

(Sacado de la segunda temporada de Perdidos, no es literal)

Michael: Dicen que tú eres sacerdote.
Eko: Así es.
Michael: Entonces creeras en el infierno y esas cosas.
Eko: Una vez fui sacerdote en una iglesia de Inglaterra. Todos los días un niño se quedaba al final. Un día me confesó que había matado a su perro con una pala. Había mordido a su hermana en la mejilla y él tenía que protegerla. Me preguntó si iría al infierno. Yo le dije que el Señor lo entendería y lo perdonaría. Pero a él eso no le importaba, sólo quería saber si habría infierno, y si el perro estaría allí esperandolo.

(Me ha parecido la mejor definición de infierno que he oído en muchisimo tiempo)
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