Tal día como hoy, hace 64 años, la administración Truman lanzó sobre la ciudad japonesa de Nagasaki una bomba atómica; apenas tres días antes, otra bomba había sido lanzada en la ciudad de Hiroshima. Las consecuencias fueron la rendición de Japón (y la consecuente finalización de la Segunda Guerra Mundial) y miles de victimas (se estima que hasta finales de 1945 más de 200000 victimas habían muerto a causa de estas bombas).

Si hay un ejemplo de la crueldad de este tipos de ataques, es sin lugar a dudas Sadako Sasaki. Probablemente, el nombre y la cara de esta niña no te digan mucho, pero probablemente hayas oido su historia.

Cuando la bomba estalló, Sadako sólo tenía dos años. sobrevivó al ataque y no fue hasta varios años despues, cuando tenía once años de edad cuando se le detectó una leucemia, derivada probablemente de la radiación recibida. El diagnostico fue desolador: a Sadako le quedaba apenas un año de vida.

Sin embargo, su amiga Chizuko Hamamoto le recortó una vieja tradición japonesa: Cualquiera que pudiera realizar mil grullas de origami podría pedir un deseo. Sadako dobló y dobló papelitos, haciendo grullas y más grullas, pero sólo consiguió unas 600. Se dice que sus amigos doblaron las que faltaban hasta las mil para poder enterrarlas con ella. La razón por la que Sadako no consiguió sus mil grullas, no fue la falta de tiempo, sino la falta de papel.

Una estatua de Sadako y sus grullas de papel se construyó en el memorial a las victimas en Hiroshima y desde entonces, miles de niños de todo Japón llevan sus grullas de papel, en simbolo de paz.

La historia de Sadako llegó a mi cuanto apenas tenía edad para comprenderla. Era una lectura de un libro que tenía en primaria. Recuerdo la historia, un médico que doblaba papelitos porque no había podido salvar a Sadako. Aun a día de hoy, cuando recuerdo la historia (y os puedo asegurar que tengo las ilustraciones de aquel libro grabadas en mi mente) no puedo evitar que se me escapen unas lágrimas. Tambien hace unos tres años, un día como hoy pedí mi segunda BJD. Recuerdo que por aquella época apenas nadie había oido hablar de Bambicrony... Pero no es eso de lo que quiero hablar. El pedido de mi kumi se realizó un 6 de agosto (el día del lanzamiento de la bomba de Hiroshima). El nombre estuvo claro, Sadako.

Y es que, sé que mil grullas de papel no podrán luchar contra la maldad del mundo, ¿pero quien tiene derecho a robarnos la esperanza?




Comments (1)

On 11 de agosto de 2009, 15:08 , Sonia dijo...

Ironicamente, hoy Hiroshima es una ciudad en la que se respira paz. Es hermosa y relajante, pero eso sí, si visitas el parque en memoria de la guerra, preparate a llorar. No solo por Sadako, sino también por las niñas del colegio que estaban en pleno centro de la ciudad haciendo un simulacro a la hora de la explosión, por la estatua de la Mujer de la Tormenta, por la hipocresía de los estadounidenses que no les dejaban poner la palabra "Bomba Atómica" en los monumentos, y la tenían que sustituir por la fórmula e=mc2", o simplemente por la cantidad de veces que leerás la palabra "Paz".

Cosas como esta siempre me han hecho avergonzarme de ser humana...

 
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