Deep Red Rosephoto © 2007 Josh Berglund | more info (via: Wylio)
No sé quien eres. No puedo convencerte de que esto no es una de sus trampas, pero no me importa. No sé quién eres tú, pero tengo un lápiz pequeño que no han encontrado. Lo escondí dentro del wáter. No creo que pueda a volver a escribir… esta es la historia de mi vida, la única que jamás voy a escribir, y ¡dios mío! La estoy escribiendo en papel higiénico.

Nací en Nottingham un día muy lluvioso de 1957. A los 11 años empecé a ir a un instituto femenino. Quería ser actriz.
Conocí a mi primera novia en el instituto. Se llamaba Sara. Tenía 14 años y yo 15 pero estábamos las dos en la clase de la Srta. Watson. Tenía unas muñecas preciosas.

En clase de biología, mirando fetos de conejo en tarros de formol, escuché a la Sra. Hird decir que eso era solo una fase adolescente que se supera. Sara sí. Yo no.
En 1976 dejé de fingir y llevé a casa a una chica que se llamaba Christine para que conociera a mis padres.

Una semana más tarde después me fui a Londres y empecé a estudiar teatro. Mi madre decía que le había roto el corazón pero lo que me importaba era mi integridad. ¿Soy egoísta por ello? Se vende por muy poco pero es lo único que tenemos en la vida.

Es lo último que nos queda… y con ella somos LIBRES.

Londres. Era feliz en Londres. En 1981 hice de Dandini en La Cenicienta: Mi primer trabajo en teatro. El mundo parecía raro y enloquecido, con esas multitudes invisibles tras los focos y todo ese glamour. Era excitante, pero me sentía sola. Por la noche me iba a bares de chicas, pero mi actitud era distante y no me desenvolvía con facilidad. Conocí bien el ambiente pero no me sentía cómoda. Muchas de ellas solo querían ser lesbianas. Era su vida, su ambición, lo único de lo que hablaban. Pero yo quería algo más.

Yo quería algo más.

El trabajo mejor´, conseguí pequeños papeles, luego fueron mayores. En 1986 protagonicé Las Salinas: un éxito de crítica pero no de público.

Conocí a Ruth en el rodaje. Vivimos juntas y el día de San Valentin me enviaba rosas y…¡¡Dios, teníamos tanto!! Nos amábamos. Esos fueron los mejores años de mi vida.

En 1988 empezó la guerra y después ya no hubo más rosas para nadie.

En 1992, tras la invasión, empezaron a hacer redadas de gays, se llevaron a Ruth cuando estaba en la calle buscando comida.

¿Por qué nos tienen tanto miedo?

La quemaron con colillas y la obligaron a darles mi nombre. Firmó una confesión donde afirmaba que yo la había seducido. No la culpe. La quería tanto… no la culpe. Pero lo hizo. Se suicidó en su celda. No pudo soportar la traición, el haber entregado su dignidad. 

Oh Ruth.

Vinieron por mí. Dijeron que quemarían todas mis películas. ME raparon la cabeza. Me metieron en un wáter mientras decían chistes de lesbianas. Me trajeron aquí y me drogaron. Ya no siento la lengua, no puedo hablar. 

La otra lesbiana que había aquí, Rita, murió hace dos semanas. Imagino que yo lo haré pronto. Es extraño que mi vida tenga que acabar en un lugar tan horrible, ya que durante tres años todo han sido rosas y ninguna disculpa. Moriré aquí, cada parte de mí morirá… 

Excepto una.

Una parte. Es pequeña y frágil y es la única cosa en la vida que merece la pena tener. No debemos perderla ni venderla. Ni desecharla. No debemos dejar que nos la quiten.
No sé quién eres ni si eres hombre o mujer. Tal vez nunca llegue a verte, nunca te abrazare ni lloraré ni te emborracharás conmigo. 

Pero te quiero.

Espero que el mundo cambie, que las cosas mejoren y que la gente se regale rosas otra vez.
Ojala pudiera besarte.

Conozco cada parte de esta celda.. Esta celda conoce cada parte de mí. 

Excepto una.

V de Vendetta.
Alan Moore, David Lloyd.
Capítulo 11: Valerie.

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