Nunca he pensado que sea lo suficientemente interesante cómo para escribir sobre mí. Es irónico que diga esto en un blog, que es un lugar dónde vuelco trozos de vida...

Cuando era pequeña soñaba con ser escritora. Con el tiempo me dí cuenta que ni tengo el talento ni la perseverancia. Todo lo que escribo tiene un tono triste, amargo y depresivo, además de carente de cualquir posible valor literario.

Hace no mucho intenté escribir cien palabras sobre mi... abandoné la tarea alrededor de las 40. Hay tan poco que contar de mi.

Y sin embargo, esta tarde fui capaz de actualizar mi CV. Tres folios. Un resumen de 24 años de existencia que cabe en poco más de dos folios. Reduccionista, como todos los retratos, pero real.

Nunca había pensado que cuando envío un CV, sin esperanza alguna ya, le estoy abriendo mi vida a un desconocido. Un desconocido que lee mi autobiografía y la descarta. Porque una vida tan pequeña como la mía, se hace aún más insignificante si se pierde en el mundo del papel...

¿Quien me habría dicho a mi que al final escribiría mi autobiografía?