Quien me conoce bien, sabe que en el fondo, soy una niña pequeña. Y me niego a crecer, porque todo es tan bonito cuando eres capaz de disfrutar de las cosas como cuando eres un niño. Y una de esas cosas que mantienen mi espíritu infantil, es mi pasión por los dibujos animados, por el cine de animación.

Así que no debería decirlo, pero bueno. Soy una fan de Pocoyó. En primer lugar, porque me recuerdan a mis juguetes favoritos de la infancia... mis pinipon (a saber donde acabaron sus días los pobres). Esos tristes muñequitos, sin boca, sin brazos, simples en comparación con los Playmobil de mi hermano, me dieron muchisimas tardes de diversión.


Y en segundo lugar, digamos que es tierno, simple, sí, pero entrañable. De esos dibujos que no me importaría ver con un niño.

Pocoyó cuenta las aventuras de un niño de tres años (cumple cuatro en la segunda temporada) con sus amigos, Pajaroto, Elly, Lula, Pato... Además, en inglés, al narrador le da voz Stephen Fry, y me encanta la voz de ese hombre, para que mentir.

Pocoyó es entrañable, entre otras cosas, porque trata a los niños como niños, y no como bichejos tontitos (que era mi impresión cuando ví los teletubbies) Curiosamente, la idea es de un grupo de animadores españoles, como suele pasar, en España no dieron un duro por ellos y se tuvieron que marchar fuera.

Para terminar, ¿sabeis de donde viene el nombre de Pocoyó? La hija de uno de los creadores, con dos añitos, estaba rezando para ir a dormir... Jesusito de mi vida, eres niño como yo... pero claro, tan pequeñita, no podía pronuncia muy bien y decía... eres niño pocoyó... y de ahí nació el nombre... ¿no es adorable?

Os dejo con mi capítulo favorito de Pocoyó... Pocoyo dance...

Comments (0)

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...