Aunque me encanta mi trabajo y no me pienso quejar de él, tengo un problema... No me acostumbro al horario. Soy un bicho muy de costumbres y necesito una rutina a la que acostumbrarme.. y tardo un poco en conseguir adaptarme a ella. Además, los cambios de temperatura me hacen bajar un poco mi rendimiento.

¿La consecuencia? No consigo hacer todo lo que quisiera...Se me acumulan unos to-do's inmensos... ¡¡Tengo que ponerme las pilas!!

Así que a partir de mañana volveré al café (mi estomago ya se queja en adelanto de lo que le viene) porque ¡¡¡no se puede estar tan perezoso!!! Hay tantas cosas por leer, por aprender, por hacer... que uno no  puede estar mirando al suelo...

Comments (1)

On 20 de octubre de 2010, 10:09 , AliyCia dijo...

No sé cuál es tu horario. En mi caso, hay días en que tengo clases a las 11 de la mañana y otros en los que acabo a medianoche. De todos modos, cuando me da la tentación de quejarme (que no lo hago, porque yo odio la monotonía), pienso en los turnos de mi padre en la fábrica. Cada semana uno diferente, durante años. Tener que levantarte a la hora en que la semana anterior te acostabas y, cuando ya estás acostumbrado, cambiar a un tercer horario, se carga el cuerpo de cualquiera. Y él aguantó. Y encima, pluriempleado, empalmando madrugones y trabajo extra.
Así que dejémonos de quejas y hagamos lo que tenemos que hacer, conscientes de la suerte que tenemos. Sobre todo por lo que dices al principio: trabajar en algo que te encanta es un regalo de la vida. Hay que ser agradecidos.

Abrazo, Lui. Me alegro de que estés en una fase de aprendizaje tan intensa, con tantos retos. Verás todo lo que creces, lo que evolucionas.

 
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